domingo, 25 de julio de 2010

Eterno rayo de pétalos

Mi cama espera por el temor de saborear instantes sin despedidas, compañía y destierro. Silencio y besos, donde esperaré a que el tiempo carcoma la piel de mi manos y se lleve con su viento la ilusión de vivir por siempre la vida, y deje como un tatuaje en mi pecho el beso suave del latido de tu mano recostada sintiendo mi respiración, como señal del perpetuo y susurrante cosquilleo que desde el primer día se cuela en nuestras miradas.

Y esperaré, con paciencia esperaré, a que el final de una era concluya con su dirección tranquila y se vuelva a sus destino esperando no desprecie la intención del beso que para tus labios llevo guardado que dentro de muy poco daré a tu eternidad.

Esperas a que pacifique tus días devolviendo esas sonrisas que un día diste por perdidas encontrándolas, curiosamente, y sin querer, en mí… Aún cuando ignoro como intento ese difícil recorrido que dibuja hermosamente en tu rostro una sonrisa, seguiré haciendo lo que hasta ahora, como tú lo dices, hago bien… Hacerte feliz.

Siempre cuestioné el acto que la felicidad y la tranquilidad significan, sin confundirlos con instantes ni prejuicios ni dolores ni latidos, donde el mundo se derrite clamando por un instante don el mundo no sea el mundo y el cielo se transforme repleto de luceros y de pronto nada importe y en mí son esos labios repletos de sonrisas que otorgan al silencioso caudal de mi oscuridad que de pronto y sin aviso cambió de dirección buscando luz que al no encontrar dios tu nombre amó.

De Personaje a Personaje

Siempre intentando desnudar esa tu silueta de retocada imperfección y de ese cuerpo con  ojos que pierden entre sonrisas las delicias que caminan lejos de mí, contoneantes, fulminantes; delicias deliciosas armadas de traiciones y melancolías. Un beso, mejía, y acabó el silencioso sendero imperfecto de actos donde mi mano extendida que caricia solicitó, recibió un escupitajo de atención.

Cuanto más sencillo es el destino en el camino, más fuerte se transforma la intención de poseer y beber de esa tu boca, donde brotan las mentiras que deleitan a la burla formidable de mi triste consecuencia, de mi triste circunstancia, de mi triste acción de ruleta rusa donde encuentro balas repletas de mares y soledades.

Ansiedad y soledad, envuelven el serpenteante fuego que espera en el camino oscuro por tus pasos distraídos; esperando pierdan el sendero seguro donde reprimes toda intención de nadar hacia tus pies clamando y mendigando caricias, como siempre, un escupitajo de atención esperará el final de mi necesidad, perdido en la nada de tu cuerpo, encuentro el sabor triste del desprecio.

El miedo al tiempo se enreda en la arena de mis pasos, disminuyendo la velocidad del amanecer que se dará cuando la hora concluya en ese reloj y mis pies no encuentren a donde marchar pues el abrazo que tanto buscan mis brazos se escapa por la vereda donde siempre veo como te marchas.

Tres minutos restan del tiempo en esperé a que el día se acomodara en la hora permitida para ingerir el alimento combustible que da la fuerza para el resto de la tarde y así esperar a que lentamente el día muera con la sirena que acabará liberándonos hasta la prisión eterna del día siguiente y donde a la hora de la misma hora, en el mismo instante perpetuo fugaz eterno, esperaré que algún día tu desprecio al menos se transforme en compasión.

jueves, 8 de julio de 2010

noche…

De nuevo me encuentro acorralado entre la silueta y el deseo, entre el pensamiento caótico cuando pienso en el agradable pudor de las puertas sinuosas que se me abren y cierran, que me golpean y deleitan.

Saboreo los instantes, caminando, sonriendo cuando la noche se cuela por mi piel para contarme secretos susurrando alguna que otra historia triste y desafortunada que me cause gracia.

Dame entonces, noche silenciosa, la locura, permite que mis ojos continúen con el derroche de imágenes y la angustia de no saber si lo que palpo y huelo, no es más que una invención más de mi encaprichado cerebro.

Sigue contando el secreto de tu maldición, demuéstrame dónde escondiste mis pesadillas, donde guardas los silencios de aquellas largas velas donde estuvimos juntos deambulando como locos en la oscuridad y me dejaba acariciar de tu mano fría  y me dejaba cubrir por tu manto negro que arropaba mis furtivos y dolorosos sueños.

Noche, ¿te preguntaste alguna vez porque dejé de llamarte, de prestarte atención cuando amanecías en el atardecer?

Ahora, mi oscuridad es tan grande, que mi presencia podría cegar la visión de esa luz negra que escurre de tu piel…

Y mi luz, esa se la dejo al fuego, elemento triste y prisionero, cuando de vez en vez, me dejo quemar por él…

sábado, 3 de julio de 2010

Duerme Silencio Muere

Silencio caótico desplazado
sueña fúrico interminente...

Merma incertidumbre desgarradora
sonriendo caricias caminantes...

Florece ironía triste
nada enloquece vacía...

Recordatorio absurdo vívido
alma transforma pertenencia...

Viento ilusorio ausente
silencioso estridente adormitado...

Duermo acariciando besos
segundos tiempo agotado...

Muero soñando abrazos
silencio desplaza caos...

...

Soy solo un espejo amorfo y obstuso

que escupe destellos de incertidumbre

manifestando asombro y descontento

frente a la estela sarnosa de mis pensamientos.

Sigo la línea torcida de mis pasos

y delego sentimientos

que otros órganos se ocupen de ellos

y se revuelven en mis entrañas

la basura y la nostalgia

produciendo

revoltijos inciertos

de una peste que me desnuda.

Y suspiro libros,

vomito letras,

me embriago de mentiras

y escupo falaz poesía.

Me consumo en la nada de mi existencia

dudando de la realidad

sensitiva de mis pasos dormidos.

La insistencia absurda de volar

se cuela en mí,

en las páginas ausentes

de la vida que niego respirar

y la idea absurda de caminar.

Me encuentro con el viento pesimista

que reprime cualquier sensatez ambulante,

repleta de miseria, soledad y misterio.

Y me dejo llevar por la totalidad

del un vacío imaginario que gobierna mis pasos.