lunes, 26 de diciembre de 2011

Otra nada y muchas letras


Así fue como pensó, quien luego de tanto caminar por las calles apedreando a las piedras mientras el agua llovida se escurría por su cabellera mojada y se pegaba a su ropa en uno que otro estremecimiento de la piel al sentir el contacto del aire gélido que soplaba aquella mañana gris de septiembre cuando deambulaba incierto entre las cobijas del mundo, subiendo y bajando entre las escaleras que el suelo le dibujaba mientras recorría los pensamientos de su cabeza asesinando las pocas ideas que apenas transitaban por aquella cabeza que desnuda siente las gotas de lluvia estrellarse en el cráneo, dijo: no soporto el extraño vaivén que me azota, me siento como una muñequita de cuerda con una canción absurda reproduciéndose en la lejanía, me siento como un sorbo de café, me siento como una escupida abandonada en el suelo, me siento como un pensamiento mal parido, me siento como una muñeca sin ropa, como una solitaria niña perdida en un barrio repleto de violadores… me siento como el eructo del borracho, como el vómito del marihuano, como el moco del agripado, como el desecho de las hojas arrojadas al fuego para el sacrificio de los mortales. Así soy para la desdicha, para el silencio, para los dioses inexistentes, para saborear la vida y la muerte en un sándwich y soñar a la dama de las noches oscuras que se mete entre las sábanas y se fuma el sexo con su boca, mientras la esperanza de despertar se evapora con delicia de la nada escurriéndose por la cama. Salir a la calle, saludar a Panero, luego encontrarme con el conde de Lautremount mientras le pregunto si no se apellida Ducasse, o si alguna vez un dios que no existe ahora le pregunto si se hacía pasar por Maldoror; solo me contó que escuchó el evangelio de Jesús de la boca de un genio y luego, sí, luego se cogió a la muerte… Si esa es mi dulce y adorada isla…

viernes, 9 de diciembre de 2011

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Dime tu nombre y quizás le robe la esencia... Dime cómo te llaman y quizás te llame con sutileza mientras escribo inventándome tu existencia... Quizá formes parte de una nada repleta de letras, palabras y sintagmas; quizá seas solo una brevedad sonora que  muera al salir de mi boca, cuando pronuncie tu nombre y un reflejo me responda.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Respiros

Los días se me escurren entre pensamientos e ironías, entre tristezas y sutilezas; camino errabundo contemplando imágenes que distraen mi rutina como algunos ojos tristes, o una nube de forma extraña. He logrado comprender que siempre o casi siempre, veo cosas que normalmente la gente no ve, como contar las arrugas de la señora que se subió al bus pidiéndo dinero para tratar una enfermedad común a sus ochenta y tantos que aparenteba, o admirar la sagacidad del vendedor que dejó en el bus todos sus productos sin recurrir a ofertas o estrategias lastímeras que solo provocan rechazo entre los viajantes. 

Los he llamado respiros, ver con curiosidad cómo se quema el papel, las formas que toma el fuego, el baile de su flama; observar con cuidado el arete en la nariz de mi compañera mientras me habla de algo que olvido en el instante; medir la seriedad de una persona por medio de su fruncir de labios y detectar que se trata de una máscara para imponer respeto... 

Cada día tengo tres o cuatro respiros, pero cuando no los tengo me siento más viejo, sin vida, como si se consumiera una parte de mí al no distraerme con esos detallitos que cualquiera tomaría por absurdos o por tontos. Bien dicen que parezco un niño, brincando de un lado a otro cuando la felicidad se desborda de mí; así soy, triste y distraido, feliz y frustrado, colorido y taciturno; sincero y metiroso...

Hoy, ando en busca de un respiro que me alcance hasta el final del día, pues he sentido que me agobia tanto la existencia que deseo acabarla en un segundo con un cerrar de ojos y despertar en otra realidad, mientras termino de cabalgar en estas ideas trataré de respirar.