jueves, 26 de mayo de 2011

No te da vergüenza...

Los aspectos de la realidad que busco retratar en mis diferentes e inútiles escritos, terminan siendo borradores asquerosos de intentos mal acabados o de cortos circuitos de mi cerebro; algún pensamiento ilusorio debió cruzarse en esa delgada línea que raya entre la estupidez y la idiotez; hay que hablar con la verdad; las palabra escrita demuestra verdaderamente de qué está hecho un personaje, me refiero a quien escribe; es decir, cada palabra que plasma es un signo evidente de su genialidad o su absoluta ignorancia. Ya sabrán ustedes que opinar si no cito textualmente a algún escritor, tal vez sea porque no tengo buena memoria, o simple y sencillamente soy un ignorante, lo cuál, con todo respeto por aquellos que han tenido la oportunidad de salir adelante sin el menor de los pormenores intelectuales, ya sea por bondad de sus padres quienes dedicaron su vida para fomentar un estudio reducido a millones de neuronas que de vez en cuando se incineran con los tragos amargos del alcohol; estoy orgulloso de no saber, de que la ignorancia me manipule y me contoneé cual marioneta de madera, o que me lleve a cualquier lugar rozando y acariciando ilusiones con cada par de ojos que ven mis ojos; así es mi cerebro un mar de incertidumbres, de distracciones y de profundidades que ni siquiera él mismo sabe que tiene; un mar infinito de posibilidades donde la realidad se enfrenta duramente con la ficción que crece como un cáncer abarcando cada capa cerebral. Pero ese soy, o eso soy o así soy, un personaje que se muestra confundido y apartado, fumador y cafetero, un drogadicto sería en otros tiempos, condenado a vivir la locura perfecta, aquella impuesta por algún químico, pero no, mis ojos se nublan de vez en cuando se atropellan en enredaderas inciertas y luego después de tanta palabrería, luego de que todas las letras se amontonan y se codean por salir estrepitosas y lujuriosas buscando plasmarse en las hojas de enfrente; resulta que una estupidez como la que lees se escribe...
No te da vergüenza...