Me empapa el humo del cigarro
mi cerebro flota en un charco de neblina espesa.
Presiento sobriedad en las palabras,
la pulsación del filamento de alma,
la caricia llana y pérfida de la nada.
El humo se viste de música
mi cerebro rebota en silencio.
Destruyo el infame universo
y por un instante soy dios.
Me emsombrece el humo del cigarro
e ilumina el sendero de mis pasos.
Cambio el rumbo de la partida
las piezas son distintas.
El humo cesa y perece
mis pasos se detienen, piensa mi cerebro.
No cambia nada éste universo
creado por yo, dios,
del universo del otro, dios él.
También Amo...
También Destruyo...