lunes, 29 de diciembre de 2008

..."(_)"...

Soy fuego,
paz y luz.
Me ensordece la pared repleta de sangre
que me grita...
y los grillos del techo
cagan horizontes azules
de ausencias presentes,
y caricias,
y sonrisas,
y caricias...

...Silencio...
Ahora soy oscuro,
asco e infierno.
Y miro como apedrean
los ángeles a los hombres.
Y como las sienes,
y los oídos,
y las muertes,
y las músicas,
y las letras,
y las sombras se masturban
eyaculando dioses,
que en orgías crean seres humanos vanos
que defecan universos insanos...

Escupo,
vomito...
Se acerca el instante desterrado de luz,
me asecha y carcome los sentidos...

Suspiro,
Transpiro,
Me ahogo
¡Me ahogo!

Son miles de ojos los que mutilan mi piel,
miles de pensamientos que se cobijan en uno solo,
miles de situaciones que carcomen el instante,
perforando la hierba azul del jardín oscuro de mi universo...

martes, 16 de septiembre de 2008

... ...

Salgo de día y el infierno en mis sienes se agita. Las voces explotan en mis timpanos y son miles de manos las que se cruzan en mi camino. Es la legión de mis almas, los tantos y los pocos. No es momento, les digo y luego me doy cuenta de que todos soy yo mismo...

viernes, 11 de julio de 2008

Acompañado de Soledad

Ya no ha logrado encontrarse en las latas vacías. Antes lo hizo. Ver en el reflejo del charco de agua recién caída su rostro demacrado por las soledades. Encontrar en ese universo de agua, cristales rotos de su propia mirada, es solamente un instante que solo el invierno puede darle. El fondo del charco es solamente un supiro encontrado de su propia inexistencia. ¿Donde quedaron los recuerdos de su infancia, el olor a café de la taza que en la oficina por él esperaba? Y ahora, se encuentra mendigando una lata. Su costal, se llena de angustias e infiernos, que, con paciencia sublime recoge en las calles infestadas de sombras, de donde algún día fue dueño. Antes era una sombra. Ahora, solamente un suspiro urbano que lentamente corroe el tiempo. Tiene una compañera, la que siempre enturbia sus instantes, la que día a día le reclama por la lata que encuentra. Sin embargo, es su única compañía. Bueno, la que el cree tener. Ya no consigue conversar con mis ojos, con mi mirada. Ahora me ignora, me aleja. Ya extraño su hálito tibio con sabor a vacío y alcohol. Su presencia brindaba en mis pasos seguridad y alimento. Como quisiera dañar a esa mujer que se contonea detrás suyo esperando el momento en que distraiga su afanosa y diaria búsqueda de un triste metal para vender y así dar una efímera paz a ese vicio que le corroe el alma; para robarle, y nublar sus pensamientos con sandeces e injurias. La última que vez que intenté dañar su anciana y tosca figura, se lanzó sobre mi cuerpo y amenzó con arrancar de mí ser el aliento de vida si atentaba nuevamente contra la existencia de su única familia. ¿Y que soy? ¿Un simple acompañante de pasos, de tristezas, de angustias? ¿Acaso soy solo una soledad más? Había encontrado en sus ojos lo que por tanto tiempo busqué. Esa ternura que arrancaron los años, ese cuidado que malgastaron los días, esas palabras que erosionaron los meses, esas caricias que desprendieron los minutos. Ahora, son nada. Y mi fiel compañia oberva, cada día, con furia y hastío.

Es momento de arrancar de mi ser el hambre que destruye mis entrañas. Ya no he de buscar en sus manos mi alimento, ni en las de ella. Ni sus caricias, ningún detalle que florezca en mi memoria recuerdos de que en algún tiempo fui mascota...

Ahora si prestás atención, ahora ya temés, ahora reclamás, ahora entendés... Vos también sos un animal... Si, la mujer corre... Él, no termina de comprender. Acaba de recordar que mis pasos acompañan los suyos. Intenta apaciguar mi furia con trizas de pan mohoso... No... tus huesos, tu carne y tu sangre han de saciarme...

jueves, 3 de julio de 2008

-----------------------------------------

Escupo en mis manos delirios inciertos
matizados con el color café avellanado de una mirada
mezclada con arcoiris claroscuro...
Todo se ha vuelto lúcido...
la oscuridad me oberva perpleja,
extraña los viejos paisajes tristes,
infelices,
crueles,
salvajes,
perturbantes.

He de arrinconarme entonces
lejos de la tranquilidad
y así calmar las voces...

Lentamente el humo del pensamiento
se cuela en el infinito de mi ojos
donde el espacio penetra en el alma
haciendo florecer sensaciones impuras, placenteras...

Las sinfonías con aroma a muerte
transitan nuevamente por la ventana grisácea de mi mirada.

Y el aroma a piel de princesa
camina hasta llegar a mis labios
donde se posa en un beso que me arranca de los pensamientos...
Es aquella lucidez que me acompaña,
aquel mutismo donde soy prisionero voluntario de esa mirada...

La oscuridad se aleja
llevándose la tempestuosa ola caótica
que esperaba por mis pasos...

Ahora, la princesa se marcha dejando
la fragancia sutil de su alegria
y, mis dedos escupen miradas
babeándo susurros que me hablan
y me obligan a retornar
al vacío oscuro de donde provengo...
Las miradas pérfidas del espejo
me observan en mil ojos
y me gritan en mil bocas...
La luz se ha marchado
y la oscuridad, por hoy, en mi se ha volcado...

Que reine entonces...
y que el caos se derroche,
con nosotros y nuestras mil voces...

domingo, 27 de abril de 2008

Una hoja manchada de letras

Suspiro consagrado entre el silencio y el fuego, conservo la esencia de la maldita hora partida en seis golpes que asedian a mi cabeza. Convierto el silencio en un fugaz orgasmo. Y el odio se transforma en nada. Y la nada se vuelve un espacio, volviendo a ser algo, intangible, que no se toca, ni se ve, solo se siente. El vacio en el pecho, en el vientre, en el silencio. En la mente, en la pútrida vertiente del origen vitrinal del caos que se asemeja a las palabras inciertas y retorcidas del poeta callejero. De los carros escupiendo humo negro, de la gente muerta transitando a sus infiernos. Del inerte perro que camina de lado a lado, trastumbado su cabeza con los pensares de los humanos. La lluvia de los profetas se deja caer anunciando que el mundo pertenece al ocaso del abismo. Son palabras las que brotan, no puedo detenerlas, me dominan, me seducen. No quiero detenerme, es como estar en los brazos de aquella mujer que me besa y debilita. Las palabras son el origen de los humanos, de los infiernos, de los embusteros, de mí, de vos, de todos nosotros. Amantes inciertos de melodías amorfas, estúpidas, llenas de falacias y de nosotros y nosotros, se repite, recurre, no puedo detenerme no quiero. No lo intento. Acabo, finalizo, un orgasmo concluye escupiendo en el rostro de la hoja, las palabras que mi mente folló.

domingo, 2 de marzo de 2008

Realidad Irreal

Comienzo a sentirme destinado a
ser un suspiro absurdo del
dictamen de un reloj,
de la rutina,
de un comienzo,
de un fin.
¿A dónde dirijo mis pasos?
¿Las miradas?
¿Los Pensamientos?
La travesía se hace larga
mutilando con lentitud los sentimientos
volviéndome insensible y perceptivo.
Me hace contemplar y
enloquecer poco a poco.
El despertar fue hace mucho,
el abrir los ojos y toparme con la realidad
esa realidad que ciega la mente
que manipula los movimientos
de este cuerpo vuelto
mecánico.
¿Cómo canalizar tanto?
¿Cómo saber que todo lo que me sucede,
Que todo lo que pienso, siento y veo; no es más
que un artilugio preparado en otra cabeza, en un sueño
en otra realidad?

¿Es real la pared?
¿Es real el aire?
¿Es acaso esta realidad
Realmente verdadera
o es tan falsa como todo lo demás?
ya estoy harto de resignar mis palabras
y mis pensamientos
conservando ideas e irrealidades en el abandono.
Ya no soy más un titere de las palabras
ya no soy un asqueroso suspiro
solo soy un falso humano,
inexistente, amorfo, bastardo,
mentiroso, actor de falacias,
un simple escritor, un simple cuento, un simple poema
maquinado por el lapicero estúpido
de un estúpido
de uno más, de otro menos
un ser perdido y de otro encontrado
de uno vivo y otro muerto.
De éstos que tejen letra por letra
las particulas de los sentimientos,
pensamientos ideas y mentiras.

Me he impuesto un autoexilio de la fantasía.

Mi realidad, es una falsedad
es retorcida,
incierta,
verdadera y asquerosa
vivo acariciando los muros
que no me atrevo a derribar.
Y permanezco al borde de la locura
en medio de ambos sitios,
fornicando con el viento,
con pensamientos.
Embarazando hojas
que paren hijos bastardos
vueltos algún poema,
algún maldito cuento.