miércoles, 2 de febrero de 2011

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Constantemente veo como se amontonan situaciones en mis pies, delirios en mis ojos, psicósis enfermiza con sabor a chocolate, a pastel de chocolate; y un candor exquisito sangra en mis pensamientos enmudeciendo mis palabras; las sombras asechan tristes; mis mundos se han vuelto rutina por comodidad, dormir por despertar, silencio por respeto, delirio por cordura, ternura por caricia, lágrimas por piedras; árboles por cafés, magia por música, placer por películas; serán las mismas cosas de siempre, y seré el mismo de siempre, el mismo esclavo de las cosas, el mismo esclavo de las rutinas, el mismo prisionero de las situaciones amontonadas, el mismo, simplemente el mismo, aquel que se acostumbra con facilidad, que se ajusta al engranaje cotidiano, a una vida en la ciudad, así es éste ser, éste tipo, éste yo que siempre desconozco cuando lo veo en el espejo...

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