sábado, 9 de junio de 2007

Relatos Apocalípticos - (Cuento Segundo) Real

Es domingo, todo está tranquilo. La ciudad ha cambiado, se siente diferente, ahora cada quien posee su propia mirada, como esperando algo. Una vez me imaginé anciano y que contaba a mis nietos historias magnificas y tuve una extraña visión. Vi como el mundo pereció como consecuencia del impacto de un asteroide, era solo una visión, algo como un sueño. Pensé en relatarla a mis nietos, pero no podría contar una historia en donde los primeros en perecer son ellos. Luego volví a este presente y desde entonces vengo viendo, desde hace tiempo, el cielo como esperando que algo caiga. Ahora veo que las personas tienen esa mirada extraña que yo tenía y eso me tiene un tanto nervioso. ¿Será posible que la humanidad presienta su destrucción? No lo sé, habrá que esperar para ver que sucede.
Mis pasos me llevan hacia ningún lado. Doy vuelta en las calles de esta ciudad haciendo que se evaporen los minutos. Dos amigos aparecen, conversamos por un rato, discutimos asuntos sobre la realidad que se vive y lo extraño que está el ambiente. No tuve que repetir la pregunta, ellos lo sienten tanto como yo. Luego de un rato, caminamos haciendo lo que hace rato hacía, hacer que el tiempo vaya más rápido para ver que sucede, igual si no pasa nada, mejor, pero parece que la emoción de todo esto es esperar algo, lo que sea. Esperamos a que la noche cayera con su reluciente manto para abrigarnos en este día, que, a pesar de ser hermoso; con su luz resplandeciente, de plácido aire, tenía debajo de esa muy creíble máscara una sensación grisácea y oscura.
Cuando ningún pensamiento abordó en la mente, cuando el silencio fue roto, cuando las miradas fueron vivas otra vez y justo antes de que el día muriera, una niña grita con estrépito destruyéndolo todo, como cuando alguien arroja una piedra a una gran ventana. Todos, absolutamente todos con la mirada estupefacta vimos el dedo de la única persona que miraba el cielo. Como autómatas seguimos la dirección a donde señala y la locura fue inevitable. Mis ojos ven sin creer la realidad de mi visión, un asteroide, ¡UN ASTEROIDE! Se dirige justo hacia nosotros. Esta vez no estoy viejo, no tengo nietos, no hay historias de medianoche, no hay cuentos; esta vez es real, tan real que siento como el calor aumenta hasta sofocarme. La gente corre, grita, se estremece, claman al cielo, pero en estos momentos cualquier movimiento es vano, estúpido, nada vale la pena ahora, todo cuanto se conoce será destruido. La bola de fuego se hace inmensa y pasa por encima de la ciudad y choca lejos en un valle. Las olas de fuego, piedra y escombros consumen el suelo a una velocidad impresionante. Veo la puerta de una casa abandonada, me decido por refugiarme cuando sentí un calor tan intenso que me dio frío, el miedo se disipó cuando vi como mi cuerpo se desintegraba velozmente y cuando el fuego cegó mi vista…
Todo…
Fue amarillo…


Historia Original:
Elliott Joao

Escrito por:
AxS

1 comentario:

nadie dijo...

Que bueno ver que seguis activo, espero tener noticias tuyas pronto...

Saludos