jueves, 7 de enero de 2010

...Quizá...

Quizá no debió llegar a casa esa noche. Quizá debió dejar de verlo en el trabajo, o tan solo aceptar la idea de solo soñar con caricias; resignarse a percibir la sensación que producía su presencia. Por un tiempo prefirió abandonar el olor del perfume que penetraba sutilmente anclándose en sus sentidos.

Quizá debió renunciar hace tiempo y evitar esconderse de las cámaras del banco mientras trataban de no arrugar el uniforme con la fuerza de sus abrazos. Quizá no debió ir a trabajar ese día. Quizá no fue buena idea marcharse temprano fingiendo la prisa rutinaria de la salida para escabullirse y cenar donde se conocieron. Huir, como hace tanto tiempo lo había planeado ya no era una opción. Quizá debió guardar silencio, a veces las reacciones no suelen ser las esperadas.

Quizá no debieron subirse al bus, donde a escondidas y en agradecimiento por una noche inolvidable él lo tomó de la mano con suavidad. El acto fue imperceptible en todo el bus, quizá no debió dejar que lo tocara, quizá no debió voltear y verle los ojos y encontrar brillo de lágrimas ahogadas; quizá no debió agradecer el gesto con la mirada o quizá debió evitar la barrera de la multitud que no aprobaría el nacimiento de un beso tierno. Quizá no debió buscar testigos, quizá no debió soltarlo, quizá debió dejarse guiar por sus impulsos y vomitar ese abrazo que se retorcía en su estómago. Quizá no debió llorar antes de bajarse, quizá debió llevárselo. Quizá debió no haberlo conocido nunca.

Quizá su padre no debió responder así, quizá la madre no debió cubrirse los oídos. Quizá los gritos no eran necesarios. Quizá debió guardar silencio y seguir amando en cautiverio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizá... quizá... que buena...!!! no sabes cuando no tiene que pasar... lo incierto se vuelve un misterio... una duda y una verdad..

vos escribe a mxvers_ltraenigma@yahoo.com