domingo, 24 de abril de 2011

…Subconsciente… (Cuarta parte)

Luego de tantas noticias sobre infructuosas y fallidas operaciones para dar con la máquina de escribir verdadera, los oficiales encargados de tan nefasta investigación comenzaron a desertar, alegando que no podían continuar desmantelando cada lugar que vendiera máquinas de escribir que se les pusiera en frente; descubrieron que al contrario de lo que sucedería de que el comercio de éstas, no solo de ser bajo, sino por las razones en las que se daban las circunstancias actuales, las máquinas se depreciarían por completo; sin embargo, el precio y la demanda comenzaron a dispararse casi inmediatamente se diera la noticia de una Remington prófuga de la justicia. Las máquinas antiguas incrementaron su precio y todo el mundo comenzó a buscar la máquina de la verdad que se hallaba perdida en algún lugar. La PNC continúo su larga y fallida búsqueda en las casas de aquellas personas que recientemente había adquirido una máquina en similares condiciones, incluso comenzaron a darse atracos en negocios clandestinos que trataban de ofrecer el mismo servicio de forma anómala, comenzaron a darse requisas en varios centros nocturnos que comenzaron a tratar de conseguir máquinas de escribir para escribir todos al compás de ritmos inciertos, tristes y melancólicos para atraer vida a las máquinas y hacer de todas ellas portadoras de verdad y justicia como le llamaban…

La gente comenzó a fanatizarse con el hecho de que una simple máquina de escribir, única en el mundo, no solo tuviera lugar en un país como éste, sino que se tratara de una verdad indiscutible y aplaudible, una máquina que podía revelar el más íntimo secreto guardado en lo más profundo del subconsciente gritando por salir y que encontraba la luz por medio de esa máquina pero cuál era el secreto. La PNC en balde trató de desmantelar todos los centros nocturnos maquineros que buscaban la verdad en la máquina, ya que comenzaron a proliferarse como un nuevo negocio que envolvió a los más jóvenes. Nunca antes las academias que enseñaban el fino arte de escribir a máquina tuvieron tanta reputación en los jóvenes… Las páginas de internet comenzaron a perder viabilidad en la publicidad y se desató un fenómeno nunca antes visto; las máquinas de escribir comenzaron a desencadenar un efecto dominó en la economía de la nación; luego comenzaron a brotar músicos de la máquina verdadera que componían piezas de música con los sonidos varias máquinas sonando sin cesar, muchos de estos recitales, al principio, fueron prohibidos por las autoridades, pero luego de publicada la iniciativa de ley ya no era problema tener una máquina de escribir; entonces el Estado celoso de que la máquina se les colara, comenzaron a extender permisos de tenencia de cada máquina valuados hasta por quinientos quetzales, y todo dependía de la antigüedad de la máquina, pero primero debía someterse a cada prueba para ver si se trataba de la máquina fugitiva.

Un día estando un registrador de permisos de tenencia de máquinas de escribir, tuvo en su poder una hermosa Remington de los años cincuenta que era bastante más pesada de lo que había acostumbrado a ver en las demás… La tomó y con dificultad la cargó para colocarla en la mesa de pruebas, mientras conversaba de situaciones superfluas comenzó a redactar lo bien que se sentía con el nuevo trabajo, según el protocolo debía redactarlo en cada una de las máquinas que llegaban a la oficina, la fila afuera de aquel cubículo era larguísima, a cada momento se escuchaba alguna campana de alguna máquina que llegaba al final; comenzó a escribir de memoria sin prestar atención a sus palabras, sacó la hoja y sin leerla la colocó cerca de su compañero el que sellaba de aprobado el documento de tenencia de la máquina, comenzó a leer el acta de aprobación y cuando tomó la hoja escrita por su colega cuando ya el segundo se disponía a escribir otra hoja en otra máquina; el compañero de encargado de sellar dio un fuerte suspiro… El que escribía se molestó que su ritmo había sido interrumpido y no podría superar la meta del día anterior… -¿Qué pasó? ¿Por qué me mirás así? – Sos una mierda, le contestó el de los sellos, te cogiste a la Jenny, te cogiste a mi esposa, sos un basura come mierda, miráme a los ojos y decíme que no es cierto… ¡Miráme! – El de los sellos comenzó a lanzar de golpes hasta que el supervisor se hizo presente para separarlos e inició con la reprimenda; los oficiales de la PNC que se encontraban en el lugar fueron los testigos que indicaron que la pelea inició cuando aquel leyó esa hoja… el supervisor sospechó y leyó la hoja… de inmediato se consternó no solo de lo que había escrito de él en la hoja sino que conocía el protocolo, hacía meses él tenía el mismo puesto y sabía de memoria lo que se debía escribir en las máquinas y de inmediato preguntó dónde estaba la máquina… Tímido y con el rostro lleno de moretones señaló la máquina del fondo, la que más pesa agregó… El supervisor se dirigió a la máquina y se sentó frente a ella, introdujo un papel, escribió y se asombró y se dio cuenta del poder que tenía frente a sus ojos, por un momento se imaginó repleta su cuenta bancaria de dinero inimaginable, podría robarse la máquina, al fin qué podía pasarle, estaba soltero, la misma máquina le decía que su más ardiente deseo era volverse millonario y que podía hacerlo solo su timidez le dejaba a merced de trabajos mediocres con salarios ínfimos. Comenzó a buscar la forma de escapar con dicha máquina… mientras en la parte de afuera seguían discutiendo los compañeros de trabajo; la gente se desesperaba ya que a pesar de no ser todas máquinas viejas, en la cola con aquel calor se hacían pesadas… De pronto se escuchó un golpe seco y certero, como el de alguien que cayó… Luego, una detonación de arma de fuego, limpia y congelante en el cuarto donde se hallaba el supervisor…

Cuando los medios de comunicación llegaron la PNC acaba de acordonar el área, cuando fue interrogado el del ojo morado, explicó que cuando derribó la puerta, su jefe yacía sobre un charco de sangre y cuando buscó la máquina vio algo en el techo que llamó su atención y era la máquina que nuevamente huía y se escapa por una salida de emergencia que solo el supervisor y él conocían… Cuando leyeron la hoja que había quedado en el cuarto, se percataron de por qué la máquina huyó, en la hoja se leía que el supervisor quería hacerse millonario pidiendo rescate e inmunidad con la máquina que se robaría… De acuerdo con las declaraciones dadas a la prensa, la PNC creó la hipótesis de que la máquina se iba a entregar cansada de tanto huir de la incansable búsqueda de las autoridades, pero al verse amenazada por la codicia humana, ésta huyó de nuevo, pero uno de los periodistas cuestionó cambiando radicalmente de tema para molestia de sus demás compañeros por la imprudencia de su inocente pregunta: ¿Quién mató al supervisor? ¿De dónde salió el disparo? ¿De qué arma? – El vocero, molesto, respondió que aún no sabían y que darían seguimiento a la muerte cuando la máquina sea encontrada ya que ahora se le podía considerar armada y peligrosa.

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