viernes, 11 de noviembre de 2011

Realidad

Tomo una taza de café mientras me golpea la incertidumbre, luego de despertar y fumar (síntoma inéquivoco de vicio) me fumo otro solo para dejar que el tiempo resbale por mi garganta con el primer sorbo de ese expresso doble sin azúcar que intentará despabilar el sueño acumulado en noches de estúpido desvelo. Doblo una hoja, una carta, una pausa en mi existencia, una sensación, unas palabras que señalan el final inevitable de una historia. Una sensación de aburrimiento me invade. Si ya sé que fue mi culpa, tantas veces escuché los reproches, las quejas, hasta creí que se iría antes, pero se fue ahora, en este momento llevándose todas las piezas  de su vida dejándo tras de sí únicamente esta inútil carta que trata de explicar con elocuente lucidez la necesidad de su búsqueda de nuevos horizontes, el perdón sincero de una dama que busca sentir el viento acariciándole el rostro, las disculpas por buscar caminos sin fronteras... Está bien, ya sabía que partirías, no era novedad para nadie, todos los seres solitarios que estamos reunidos en este cuerpo lamentaremos algún día tu partida, estábamos enamorados de ti, pero no de una carta, entonces parece más un instante silencioso que ahora al despertar y te veo acostada en esa cama, no hubo emoción, el sueño al final hubiera prefirido fuera la realidd...

No hay comentarios: