Los días son soplos de vida inexactos que claman por una taza de café a cada nuevo amanecer cuando despierta la ironía enredándose de sencillez matutina en mis pasos.
Luego espero por un deleite, un instante que carcoma la esencia de mi vida y me lleve a buscar sin exilio distracciones y contrariedades de la existencia donde tropezararé con caricias.
Deambulo hipnotizado, con la mirada fija en un pavimento de ideas, descuidando los instantes y los tropiezos, respirando incertidumbres (vida sin vida), acariciar la oz de la muerte acurrucada en mi taza y detenerme antes del último sorbo...
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