lunes, 19 de marzo de 2007

La Sombra (Segunda Parte)

Despierta viendo las estrellas en el fulgor de la noche, siente un fuerte dolor de cabeza.

Y regresa a la “realidad”, ve hacía atrás, la casa de campaña. Todo parece extraño, como si no existiera. Ankar se pone de pie intentando no caer, camina pero no avanza.

¿Qué sucede? Se pregunta muy angustiado.

El dolor de cabeza se intensifica y cae, siente que ya no puede moverse, y en su mente los recuerdos de algo que sucedió, en un mundo abstracto creado por Dios, en un lugar remoto y apartado.

¿Fue o no fue? Pero si lo sentí a flor de piel, se dice mientras su cabeza se encuentra dando miles de vueltas.

De nuevo su mirara se comienza a opacar y se pone cada vez más oscuro, pero Ankar lucha para no desfallecer y en su lucha puede observar que el desierto comienza moverse como si este fuera el mar. Las dunas se mueven rápidamente y entre cada movimiento se ven las ruinas de lo que parecía ser un reino. Ankar observa detenidamente. Alguien quiere decirle algo.

La luna se mueve rápidamente hasta caer en el horizonte. El Sol brota en un veloz amanecer y se mueve hasta colocarse en medio, pero este camina al revés. Este brota del lado en el que anochece y se dirige con velocidad hacia atrás como retrocediendo el día. Las dunas se mueven con velocidad y del suelo comienza a brotar una especie de pirámide que obliga a Ankar a mover hacía atrás. El suelo retumba, la luna se coloca y sol la espanta todo parece un sueño, un truco del subconsciente.

La pirámide termina de salir y la Luna se coloca justo en medio de la noche y todo se detiene, Ankar es derribado por el dolor y poco a poco el dolor se desvanece y mientras lo hace, recuerda el instante en el que días atrás se colocó justo en el lugar escapándose de la ciudad para tener un rato a solas con los fantasmas del Antiguo Egipto.

Ankar se pone de pie muy agitado. Recuerda exactamente todo, hace horas que llegó a Egipto, no sabe si su mente le jugo una mala pasada envolviéndole en un extraños sueño, o si todo lo que sintió fue en realidad.

Tiene aun en su piel la sensación de no poder sentir, ya que el truco de la oscuridad era el, y siente en su corazón el latir por esa dama que la mirada le robó.

Confundido decide regresar a la civilización, a la ciudad.

El desierto con su abrasante calor sofoca los pensamientos de los miembros de la Caravana que se dirige en la búsqueda la ciudad Perdida del Desierto. No llevaban ni dos días cuando Ankar da la orden de acampar. Transcurre la noche y en su mente un leve recuerdo familiar. Amanece y la excavación inicia.

Pocas horas después, el Reino del Desierto, La ciudad del Oasis es descubierta por quince hombres.

Regresan victoriosos a beber un poco a la ciudad presumiendo de su hallazgo.

Mientras Ankar se encuentra en silencio, no ha dicho ni una sola palabra desde que descubrieron la ciudad.

Decide dar un paseo dejando a sus compañeros celebrando con una merecida recompensa: unas cervezas bien frías.

En su mente, la voz de su dama. En su corazón la sensación de paz que nunca pensó acariciar. En su alma la presencia eterna de esta mujer.

Se dirige nuevamente hacia las pirámides a buscar algún tipo de respuesta. Va con la esperanza de que caiga y nuevamente viaje hacía ese tiempo antes de que todo se destruyese. Ankar siente una necesidad inmensa de verle nuevamente antes de que el recuerdo se esfume para darles lugar a otros.

Llega a las pirámides después de una larga caminata, después de estar meditando y pensando en que será de él cuando abandone este país en donde por medio de un sueño descubrió a quien es el amor de su vida.

Ankar se detiene al ver a una mujer sola contemplado la gigantesca obra de arte.

Llega justo hasta donde ella se encuentra, siente una presencia familiar.

-Hola. Dice Ankar algo nervioso.

-Hola, le responde sin voltear a verle.

¿Te conozco? Le pregunta Ankar.

Y ella voltea…

Ankar siente que la piel se le crispa, su corazón late con rapidez, siente que un vacío que pensó que nunca se llenaría se llenó al instante con solo una mirada. Estaba ahí frente a él, en ese lugar su Hermosa Princesa.

Esa pregunta la debería hacer Yo ¿No lo crees?

Le dijo ella con una sonrisa en el rostro

¿Cómo puede ser esto posible?

Si todo fue un sueño…

Dijo Ankar.

No te acuerdas de todas las sensaciones que tuvimos antes de que ocurriera todo.

Todo lo que me dijiste.

¿No lo Recuerdas?

Me liberaste, los dos vimos negro, y de pronto todo fue hermoso, nuestro abrazo.

La mente de Ankar da vueltas sin saber que pensar, la cordura se esta volviendo loca.

¿No recuerdas la sensación de las nubes, ese susurro del aire en la piel al volar por el desierto?

Le pregunta la princesa un poco desilusionada.

Ankar le dice un poco desconcertado: Eso me lo perdí…

¡Ah! Es cierto…

Eso no ha pasado aun…

1 comentario:

Laura Penados ☾ ☼ dijo...

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