lunes, 19 de marzo de 2007

La Sombra (Segunda Parte)

Despierta viendo las estrellas en el fulgor de la noche, siente un fuerte dolor de cabeza.

Y regresa a la “realidad”, ve hacía atrás, la casa de campaña. Todo parece extraño, como si no existiera. Ankar se pone de pie intentando no caer, camina pero no avanza.

¿Qué sucede? Se pregunta muy angustiado.

El dolor de cabeza se intensifica y cae, siente que ya no puede moverse, y en su mente los recuerdos de algo que sucedió, en un mundo abstracto creado por Dios, en un lugar remoto y apartado.

¿Fue o no fue? Pero si lo sentí a flor de piel, se dice mientras su cabeza se encuentra dando miles de vueltas.

De nuevo su mirara se comienza a opacar y se pone cada vez más oscuro, pero Ankar lucha para no desfallecer y en su lucha puede observar que el desierto comienza moverse como si este fuera el mar. Las dunas se mueven rápidamente y entre cada movimiento se ven las ruinas de lo que parecía ser un reino. Ankar observa detenidamente. Alguien quiere decirle algo.

La luna se mueve rápidamente hasta caer en el horizonte. El Sol brota en un veloz amanecer y se mueve hasta colocarse en medio, pero este camina al revés. Este brota del lado en el que anochece y se dirige con velocidad hacia atrás como retrocediendo el día. Las dunas se mueven con velocidad y del suelo comienza a brotar una especie de pirámide que obliga a Ankar a mover hacía atrás. El suelo retumba, la luna se coloca y sol la espanta todo parece un sueño, un truco del subconsciente.

La pirámide termina de salir y la Luna se coloca justo en medio de la noche y todo se detiene, Ankar es derribado por el dolor y poco a poco el dolor se desvanece y mientras lo hace, recuerda el instante en el que días atrás se colocó justo en el lugar escapándose de la ciudad para tener un rato a solas con los fantasmas del Antiguo Egipto.

Ankar se pone de pie muy agitado. Recuerda exactamente todo, hace horas que llegó a Egipto, no sabe si su mente le jugo una mala pasada envolviéndole en un extraños sueño, o si todo lo que sintió fue en realidad.

Tiene aun en su piel la sensación de no poder sentir, ya que el truco de la oscuridad era el, y siente en su corazón el latir por esa dama que la mirada le robó.

Confundido decide regresar a la civilización, a la ciudad.

El desierto con su abrasante calor sofoca los pensamientos de los miembros de la Caravana que se dirige en la búsqueda la ciudad Perdida del Desierto. No llevaban ni dos días cuando Ankar da la orden de acampar. Transcurre la noche y en su mente un leve recuerdo familiar. Amanece y la excavación inicia.

Pocas horas después, el Reino del Desierto, La ciudad del Oasis es descubierta por quince hombres.

Regresan victoriosos a beber un poco a la ciudad presumiendo de su hallazgo.

Mientras Ankar se encuentra en silencio, no ha dicho ni una sola palabra desde que descubrieron la ciudad.

Decide dar un paseo dejando a sus compañeros celebrando con una merecida recompensa: unas cervezas bien frías.

En su mente, la voz de su dama. En su corazón la sensación de paz que nunca pensó acariciar. En su alma la presencia eterna de esta mujer.

Se dirige nuevamente hacia las pirámides a buscar algún tipo de respuesta. Va con la esperanza de que caiga y nuevamente viaje hacía ese tiempo antes de que todo se destruyese. Ankar siente una necesidad inmensa de verle nuevamente antes de que el recuerdo se esfume para darles lugar a otros.

Llega a las pirámides después de una larga caminata, después de estar meditando y pensando en que será de él cuando abandone este país en donde por medio de un sueño descubrió a quien es el amor de su vida.

Ankar se detiene al ver a una mujer sola contemplado la gigantesca obra de arte.

Llega justo hasta donde ella se encuentra, siente una presencia familiar.

-Hola. Dice Ankar algo nervioso.

-Hola, le responde sin voltear a verle.

¿Te conozco? Le pregunta Ankar.

Y ella voltea…

Ankar siente que la piel se le crispa, su corazón late con rapidez, siente que un vacío que pensó que nunca se llenaría se llenó al instante con solo una mirada. Estaba ahí frente a él, en ese lugar su Hermosa Princesa.

Esa pregunta la debería hacer Yo ¿No lo crees?

Le dijo ella con una sonrisa en el rostro

¿Cómo puede ser esto posible?

Si todo fue un sueño…

Dijo Ankar.

No te acuerdas de todas las sensaciones que tuvimos antes de que ocurriera todo.

Todo lo que me dijiste.

¿No lo Recuerdas?

Me liberaste, los dos vimos negro, y de pronto todo fue hermoso, nuestro abrazo.

La mente de Ankar da vueltas sin saber que pensar, la cordura se esta volviendo loca.

¿No recuerdas la sensación de las nubes, ese susurro del aire en la piel al volar por el desierto?

Le pregunta la princesa un poco desilusionada.

Ankar le dice un poco desconcertado: Eso me lo perdí…

¡Ah! Es cierto…

Eso no ha pasado aun…

La Sombra (Primera Parte)

La oscuridad de la noche invade el desierto del Sahara. La luna puntual ya se encuentra en su punto más alto. El calor del desierto se disipa y abre paso a un suave frío que se cuela por los resquicios de las Pirámides de Giza. Un joven turista se aventura un poco más para contemplar la belleza de ese mágico lugar y soñar despierto. Dándose cuenta ya tarde que la noche invadió por completo su camino de retorno, sintió dentro de si una extraña inseguridad y esta abrió paso a una misteriosa paz. De pronto ve algo que se escurre por un agujero de la Pirámide, una silueta que parece moverse justo desde la parte de en medio de tan majestuosa obra. Una sombra brota del agujero descendiendo muy lentamente hasta llegar al suelo, continuando su camino se desliza por la arena como un líquido negro y extraño.

Ésta se yergue colocándose frente a él. Los latidos de su corazón galopan con mucha rapidez. Sus músculos se endurecen y se queda petrificado como una estatua al ver que se aproxima cada vez más frente a sus ojos. De pronto con un movimiento fuerte y veloz ésta toca su frente y se introduce lentamente. Los ojos del Turista se vuelven locos sin saber que hacer, parecen los únicos que están conscientes, con vida propia. La mirada del Joven intenta mantener fuerza para no desfallecer, pero es demasiado tarde, pues ésta se ha introducido casi toda, parece flotar. Con mucha lentitud concluye su ingreso en la cabeza del joven. Éste queda tambaleando un rato, y de un momento a otro todo se vuelve negro frente a sus ojos…

En la penumbra el príncipe canta, arrullado por el misterioso y lúgubre lumbre de la Luna. Canta y su doncella le escucha a través del balcón. Su alcoba llena de tesoros, su cama como la una reina con cuatro columnas que brotan del techo, sabanas de seda fina. Un par de escalones hacen que la cama parezca una pequeña pirámide con un tesoro en la cima. La princesa se levanta al escuchar la potente voz de su tenor, a toda prisa se dirige como si fuera una niña corriendo para recibir un obsequio. Llega a la puerta de vidrio, le abre suavemente, sale al balcón y contempla a su príncipe cantando a capella. Ésta se regocija y le coquetea mientras el príncipe concentrado en su canto entona que es la más bella.

Una sombra se mueve por el patio en donde se encuentra el príncipe cantando, esta intenta pasar desapercibida mientras se oculta en el sito más oscuro. La princesa siente una misteriosa mirada que le observa. Mientras su amado canta puede ver en la oscuridad una silueta en forma de hombre que le llena de horror. El cantor interrumpe su canción al ver a su amada distraída, viendo la nada. Éste intenta vislumbrar lo que su amada con tanto temor observa. Y le ve, siente temor por un ataque, desenfunda su espada y grita:

¡Sal de Ahí cobarde!

¿Qué es lo que observas?

¿Qué es lo que quieres?

Sal y pelea con honor…

La sombra parece no responder, el príncipe titubea e intenta asechar a su contrincante que parece un truco de la oscuridad. Sale a la luz y descubre un hombre con la mirada extraña con una capa negra y larga, observa los ojos de la princesa y de un instante a otro se disuelve como una pequeña tormenta de arena que el aire se lleva.

Los dos se quedan mudos por un rato, el príncipe decide partir, pero sin antes avisar a los guardias del castillo que custodien el balcón de su amada para que nada ni nadie pueda entrar.

Ya bien entrada la noche la Luna decide dormir un rato dejando todo bajo una capa de tinieblas. La oscuridad de la noche se apodera del Sueño de la princesa, y una sombra misteriosa juguetea con lo que queda de luz en su alcoba.

La bella dama abre los ojos y siente la presencia de algo que vio no hace mucho, pero deja que se vuelvan conjeturas de la noche y se engaña diciendo que son trucos de la mente y la oscuridad. La sombra se mueve suavemente por toda la alcoba, espiando cada rincón, se acerca sigilosamente, sube los escalones. La princesa sumida a la profundidad de sus sueños no advierte la presencia extraña que emana de ese ser de la mirada loca.

Se acerca despacio al punto de rozar su piel con su aliento y suspira, la piel blanca y fina de la Princesa se estremece dando un espasmo de inseguridad como cuando se tienen pesadillas.

La sombra se acerca a su rostro y con un susurro tierno y sublime le dice al oído:

-Eres Hermosa mi Dulcinea, mi princesa, no temas no os haré daño, ya que mi sentir es tan profundo que solo me puedo limitar a contemplaros, no se me permite acariciar tu hermoso cuerpo, ya que si lo hago perezco, soy solamente una sensación que no existe, una especie de bruma que vaga de un lado a otro, soy una Sombra.-

Concluyendo su breve susurro, la luna despierta regresando la claridad a su lugar y la sombra se disipa volviéndose únicamente un suspiro asesinado por la luz.

La princesa abre sus ojos después de un profundo sueño y en su cabeza resuena aquella frase misteriosa que le hizo sentirse insegura y a la vez protegida. “Eres Hermosa mi Dulcinea, Mi princesa”.

Cierra sus ojos y deja que su cuerpo duerma un rato para que su mente despierte y así regresar al maravilloso mundo que por las noches hemos de visitar.

El desierto del Sahara se mantiene inmortal escondiendo secretos de historias que ocurrieron en tiempos anteriores a los nuestros. Pasos de gigantes borrados por las olas del desierto. La noche muere y el día renace.

Toda la inmensidad desierto absorbe algunos pensamientos que nacieron para reflexionar y murieron para realizar, algunos que permanecieron encerrados en el olvido de la mente para poder despertar y vivir en esa soledad eterna. El sonido de un místico silencio es interrumpido por un extraño sonido, uno que revela vida en tierra árida. Sobre una duna en la víspera de la hora sin sombra una caravana se abre paso entre el abrasante calor.

Los camellos con paso lento y seguro caminan haciendo mover los trastos que sus ocupantes traen consigo.

Un pluma y un cuaderno, su único acompañante. Un joven escribe en su cuaderno una especie de bitácora de viaje, en él narra los sucesos que acontecieron cuando arribaron al Cairo, en donde se posan las monumentales pirámides de Giza.

Hey chico, que escribes, dijo uno de los miembros de la caravana.

¿Que estuviste al borde de la muerte y te salvaste?

Ja, ja, ja

Rompe a reír con otro de los acompañantes,

Mientras el joven con una mirada llena de ira les observa.

Callan y ya no molestan al ver que su broma no causaba gracia.

El joven recuerda el día en el que sintió un extraño dolor de cabeza que casi le arranca la vida.

El Joven se llama Ankar y lleva años viajando por el mundo, lugares precisos como Stonehenge, Machu Pichu, Las Líneas de Nazca, la Isla de las Bermudas, Copan, Los Andes. Este joven por mas que suene increíble no posee ni un centavo, pero ha organizado expediciones sin ser el un conocedor de lugares, se ha basado en sueños que experimenta a flor de piel, sueños tan reales que han dado en el punto de lugares fantásticos que solamente el ha podido ver, los que van en las expediciones encuentran otros tesoros y esa es su paga, pero para Ankar, descubrir que sus sueños son reales vale más que la piedra más brillante en la faz de la Tierra.

La teoría de Ankar, en medio del Desierto hay un oasis gigante, tan gigante que alberga un reino, en el se puede encontrar toda clase de tesoros, según Ankar talvez el oasis siga intacto y talvez se descubra un civilización antigua, un reino olvidado por el tiempo.

La soledad del desierto cubre de amor todo el pecho de Ankar, ya que la soledad le llena de nostalgia, recuerdos efímeros de lo que fue un amor que soñó.

Las dunas parecen eternas mientras la arena se pierde en el horizonte, esta por anochecer y la caravana se detiene en un lugar poco usual en el desierto. Una palmera en medio de la nada, con cocos frescos, la arena de ese lugar es densa lo suficiente como para sostenerlos durante la noche. El silencio cada vez se hace más profundo conforme se adentra la noche. El crepúsculo en el desierto es hermoso, no hay nada más que nada, una soledad inmensa es la que se apodera de todos y de todo. Cada rincón del desierto es embellecido por la tan majestuosa muerte del día

El sueño de Ankar es interrumpido por una pesadilla y despierta con la respiración agitada.

La oscuridad es tan densa dentro de la casa de campaña, pero al salir se percata de que el cielo es tan hermoso cuando no hay luz. Un inmenso océano de estrellas se ve en el firmamento.

Y de pronto todo su asombro se vuelve terror, una sombra camina desde lejos y se acerca velozmente, parece levitar. La cabeza de Ankar padece de un fuerte dolor que le obliga desmayarse. Ankar pone resistencia y cae de rodillas.

La sombra se acerca cada vez más, y mientras esta venía los recuerdos afloran, las Pirámides, la sombra, el dolor de cabeza, las alucinaciones, el viaje, la princesa, su capa, el príncipe, el Castillo.

Ankar se logra poner de pie, muy débil se enfrentar a la sombra sin saber que esperar.

La sombra se pone frente a él, es la silueta negra de un ser humano. Descubre sus ojos, negros como la noche, pero no tenían maldad dentro de si.

Y de un movimiento veloz, introduce con fuerza su mano en la frente de Ankar haciéndole gritar, siente caer al suelo velozmente y al caer su mirar se torna negro…

El día con su grata belleza entra por su ventana haciéndole despertar de aquel delicioso descanso. Mientras intenta levantarse de su cama recuerda que algo sucedió en la noche.

Algo domina sus pensamientos, lo recuerda todo como algo extraño y bizarro, decide dejarlo todo como si un sueño hubiera nacido y al amanecer a éste le tocara partir. Y así lo hace, el supuesto sueño perece al sentir una presencia que llama a su puerta.

LA Princesa se levanta de la Cama y abre, su padre le da los buenos días.

El rey se marcha más preocupado que contento, algo perturba sus pensamientos, éste sigue su camino por todo el corredor mientras se dice a si mismo:

-Mi niña, mi hermosa niña, no quisiera que le ocurriera nada pero a estas alturas ya todo es inevitable. Una noche más y todo este reino se volverá arena-

El día transcurre con lentitud mientras el Rey angustiado espera la venida de la noche, pasa todo el día hablando con su hija, como si fuera el fin del mundo.

La princesa se despide y decide dar un pequeño paseo, el rey se encuentra ahora solo en su alcoba, busca un copón, saca debajo de su cama una vieja botella de vino y una pipa de Opio, toma unos sorbos, enciende su pipa y comienza a aspirar el humo y de pronto entra en una especie de relajación y se olvida de todo.

LA princesa se encuentra dando una pequeña caminata por el diminuto reino (La ciudad del desierto) Unos visitantes arriban cansados y sedientos mientras el sol juguetea con la noche dándole vida al ocaso.

La noche termina posándose con su vestido negro. Mientras en la oscuridad nuevamente parece que una sombra se esconde de la luz. La princesa se encuentra en el centro del reino, en el oasis, sentada en la orilla al lado de una palmera.

Percibe detrás de sí que alguien le observa, siente una presencia extrañamente familiar. Voltea, solo ve oscuridad en la lejanía, y se da cuenta de lo que siente al ver a la silueta de un hombre brotando de la oscuridad. La silueta se veía perfectamente delineada en la no muy densa oscuridad. Pero al salir de ella la silueta se vuelve la sombra de nadie reflejándose en el suelo y desvaneciéndose al mismo tiempo.

La Princesa siente dentro de si una extraña paz. Se sienta nuevamente y esta vez se recuesta en una palmera.

Una sombra desciende desde lo más alto de esa palmera rodeándola hasta llegar a ella. Y con un leve susurro que la princesa reconoce ésta le dice:

-Como anhelo el instante en el que no sea un suspiro de la noche, para así poder abrazarte y protegerte de la falsedad de tu príncipe, y de la cobardía de tu padre. Como deseo tocarte, sentirte, ya que de esta forma no puedo, quisiera estar en persona frente a ti y no ser esta efímera sensación de la oscuridad. –

Muéstrate, dijo la Princesa.

LA Sombra se colocó frente a ella en forma de silueta de un hombre, toda la sombra era de color negro. Sube la cabeza y solamente le puede ver los ojos.

La princesa se estremece y siente un gran vuelco en su interior, su vacío se llena, y todo lo demás ya no importa, solamente esa mirada que le roba el corazón.

La Sombra dice:

-No soy de este tiempo, este lugar, no se si existe, o si tu eres un sueño. Lo cierto es que en mi interior crece un fuego que esta quemando mi corazón, ¿Será acaso amor lo que siento por ti? ¿Aquel amor que juré un día no ver por temer no recorrer el mundo?

Pero tuve que recorrer a través de él para poder encontrarte en este desierto, y sin querer me encuentro en un lugar que se que no es de este tiempo.

Mi princesa, eres la mujer más bella que mis ojos han podido apreciar. No te dejes engañar por ese tonto de tu príncipe. Después de que el se fue escuché burlarse de lo que tu sientes por él, el quiere apoderarse del Reino, yo quiero apoderarme de tu corazón para que lata por mi y tu del mío porque desde que te vi, lo hace por ti.-

La princesa se queda muda sin saber que decir o sentir…

Cuando advierte una sensación de inseguridad, la misma que sintió cuando charló por ultima vez con su padre.

El suelo parece retumbar desde sus profundidades, de pronto se vuelve un gran y estrepitoso terremoto que sacude toda la ciudad ya bien entrada la noche.

Y mientras todo ocurría la princesa piensa algo, Mi padre lo sabía…

La sombra no parece moverse, flota.

Y ve a su amada ser presa del miedo.

Los edificios se derrumban, la gente grita, las nubes descubren a la luna y con esta su luz, pero su luz descubre el mortífero origen del sismo.

Desde la lejanía se acerca a una velocidad impresionante un gran tsunami amarillo, una Tormenta de Arena, la más grande que el desierto nunca antes había visto. Y ahora se encuentran en el camino de una inevitable destrucción.

La sombra viola las leyes y abraza a su princesa en medio de tal tempestad que les impide abrir los ojos. La mezcla del miedo y el amor se hace visible en los ojos de los dos.

El rey solloza en su alcoba mientras corta su tristeza con una carcajada pretendiendo que nada le importa, poco dura su alegría, la tormenta destruye el castillo.

Esta avanza destruyendo todo a su paso, la princesa se aferra a la sombra y ésta llora de impotencia. De pronto todo se vuelve negro frente a sus ojos.

Continúa...

Complot (Segunda Parte)

-“Noticia de Última Hora”-

-“Parece que éste día no acaba con sorpresas. Hoy en la mañana encontrados los cuerpos de dos oficiales torturados y ahora por la noche, el sonido de una fuerte explosión despertó a media ciudad, provocando incertidumbre por parte de la población. Y para sorpresa de todos, la Casa, supuestamente, Presidencial, fue destruida por dicha bomba. Aún no se ha confirmado si el presidente se encontraba o no dentro, pero los mantendremos informados al respecto… -“

Hace una pausa apretando el auricular a su oído

“-Señoras y señores que siguen nuestra transmisión, tenemos que informar una grave noticia. Acaban de comprobar que el Presidente se hallaba dentro. El presidente de Guatemala ha sido asesinado. Nuestras condolencias para…”.

Andrés apaga el televisor.

-Bueno, dice, ¿Quién me tiene información acerca de la otra parte del plan?-

Mario se pone de pie y dice: -Todos los partidos políticos existentes han sido amenazados, salvo uno, el partido “Nueva ERA”. Solo ellos tienen permitido participar para la nueva presidencia. Andrés, déjame preguntarte algo ¿Para que las amenazas, cualquier otro puede tomar su cargo? No lo comprendo.

-Verás amigo mío, éste Presidente, quien me imagino se encuentra en pedazos, tenía una característica peculiar: No compartía el poder. Si podrás recordar, no presentó vicepresidente a la hora de colocar su gabinete. Y déjame informarte que no tenía gabinete. La presidencia por increíble que parezca, la manejaba el solo. Esa fue nuestra ventaja y su debilidad, ahora se tendrá que votar de nuevo, pero ningún partido puede participar, y es ahí donde los quiero atentos, si ustedes por algún medio, se llegan a enterar de la participación de cualquiera que no sea el que elegimos, aniquilen a su representante si piedad. Bueno, caballeros, aquí quedamos, ahora solo nos queda esperar. Dentro de poco nos reuniremos nuevamente en éste mismo lugar, yo les haré saber cómo, hasta entonces nos vemos.-

Andrés, quien estaba más próximo a la puerta, fue el primero en abandonar el lugar. Al momento le imitaron sin despedirse tomando cada quien caminos distintos para descansar un poco. El día cero concluye.

Dos semanas después, el nuevo presidente de Guatemala ha sido elegido.

El noticiero anuncia: “-Ahora tenemos las primeras palabras como presidente de la nación al señor Ángel Justiniano, escuchémosle: “¿Quieren saber cual es el resultado de ésta elección? No más hambre, no más injusticia, no más abusos por parte de la autoridad. La paz, pura y verdadera vendrá en el tiempo próximo y yo me voy a hacer responsable a partir de hoy de finalizar la guerra. Las pandillas se extinguieron, los toques de queda también. Ya no hay razones para temer. Guatemala es nuestra otra vez”-

Satisfecho Andrés, sonríe. Apaga el televisor y sale un momento para tomar aire fresco. Como es de costumbre en todos los días, avisa en su casa que dará un paseo en su bicicleta y que regresará en un par de horas. Mientras tanto, Mario en su casa recibe una extraña nota, en donde se le exige presentarse de inmediato en la casa de Andrés. Sin cuestionarse mucho, decide ir. Andrés en su camino se topa casualmente a una mujer que antes fue su novia. –Sarah, ¿Cómo estas? Hacía tiempo que no te veía- Pregunta.

-No me quejo- Respondió.

-¿Cómo te va con Gabriel? -

-A pesar de ser éste un tanto celoso, nos llevamos bien, pero, preferiría estar contigo. Todo por tus malditos proyectos me dejaste de lado, y ahora que envolviste a Gabriel también, creo optaré por dejarlo.-

-Ahora ninguno de los dos está arraigado a ningún compromiso, salvo Gabriel que está comprometido contigo.-

-Eso se puede arreglar,- dijo coqueteando.

-Sabes que eso no puede ser, aunque me muera por dentro por tenerte a mi lado nuevamente. Bueno, esos fueron buenos tiempos. Ya es tarde, debo irme-

Se despide y cuando se retiraba, Sarah le pregunta:

-¿Ustedes no tuvieron que ver con la Muerte del Presidente? ¿Verdad?-

-No, éramos un partido político, que a final de cuentas fue amenazado, pero ahora no hay nada que hacer, ya todo está decidido. Adiós-

Andrés se marcha. En su interior, se molesta por no despedirse como era de su dama que, en antaño fue suya.

Unos minutos más tarde Mario, un tanto confundido, pregunta en la residencia de Andrés si éste se encuentra. Al responder el padre de Andrés negativamente, éste se inquieta. Se despide y se queda enfrente observando hacia todos lados. Y en esas estaba cuando ve algo que llama su atención, un aparato extraño estaba a unos pasos de él. Se le hacía algo familiar, luego recordó que fue el aparato utilizado para detonar la bomba en la Casa Presidencial. Presiona el botón por pura curiosidad y activa una carga explosiva que yacía oculta bajo la casa de la familia de Andrés, ésta explota destruyendo el hogar por completo y lanza a Mario varios metros hacia a atrás. Éste se queda perplejo sin saber que pensar, acto seguido, Andrés llega arrojando su bicicleta y ve a Mario con los ojos envueltos en llamas. Mario intenta explicarle, pero Andrés le calla dándole una patada en la cara. Éste no puede detener su golpiza. –Maldito Asesino, mataste a mis padres, la misma suerte correrá contigo, maldito traidor-

Saca un arma que traía oculta en el tobillo. Mario articula unas palabras entre lágrimas y alaridos, pero Andrés dispara dos veces justo en la cabeza.

Sin saber que hacer o que pensar, camina y se marcha sin saber a donde ir. Se aleja del lugar con los ojos llenos de rabia y confusión. Después de un buen rato, llega al centro de reuniones y rompe a llorar en medio de la oscuridad. La noche cae con lentitud, y con ella una estrepitosa lluvia se hace presente. De pronto alguien entra. Andrés observa estupefacto al visitante, es Sarah.

-¿Qué haces aquí? Pregunta Andrés poniéndose de pie.

-Ésta nota llegó hoy a mi casa, diciéndome que encontraría aquí a Mario, pero en vez de eso estás tú. Puedes explicarme que sucede, por que no entiendo nada-

-Creo que al oír lo que voy a decir, enloquecerás conmigo. Mario está muerto, yo lo maté. El maldito, asesinó a mis padres, yo lo vi, y creo que quería matarte a ti también, pareciera que intentaba aniquilar a las personas que más amo.-

Sarah no sabe que decir, y abraza a Andrés a modo de consolarle. Andrés no resiste más y le roba un beso. Sarah le besa después y el descontrol arriba. Tanto era el amor que uno profesa por el otro, que parece no importarles los acontecimientos ocurridos. Y mientras la lluvia con la fría noche, cae con fuerza en el exterior, caso contrario ocurre adentro, en aquella hoguera de delirios, pasiones y desenfreno. Sarah se acuesta en la mesa con la piel desnuda y Andrés se pone de pie para contemplarle. A punto de desabrocharse el pantalón estaba cuando vio por la ventana algo que le llenó de confusión inmediatamente. Encontrábase observando maliciosamente, Sergio, quien con una sonrisa en el rostro veía como Andrés hacía suya a la bella dama. Sergio aún riendo, da un par de pasos y descubre detrás de él a Gabriel quien veía todo con una rabia indescriptible en los ojos. Éste trepa por la ventana y sacando un arma dispara. Andrés se arroja al suelo evitando el ataque. Sarah corre desnuda en busca de ayuda, pero Gabriel le dispara en la espalda varias veces y ésta cae muerta – Esa es tu suerte, maldita perra- Dice Gabriel. Andrés ve los ojos sin vida de su amante, y saca también su arma, tomando desprevenido a Gabriel, quien recibe un disparo en el hombro. Andrés aprieta el gatillo nuevamente, pero las balas se agotaron. Gabriel aprovechándose, descarga toda la tolva en el pecho y cabeza de quien unos días antes fuera su amigo. Sergio entra y ve a Gabriel en un mar de lágrimas, maldiciendo y golpeando objetos. –Tranquilo, le dice, dame el arma. Todo saldrá bien-

Sergio toma el arma, y a escondidas la recarga.

¿Qué haces? pregunta confuso Gabriel.

-Algo que jamás lograrás entender-

Y con suma frialdad dispara dos veces en la cabeza a Gabriel. Éste cae muerto junto al cadáver de Andrés.

Sergio toma de su bolsillo un radio, e informa:

-“Está hecho. Pasamos a nivel tres”-

La mini-van es conducida por Sergio en una carretera abandonada, muy lejos de la ciudad. Disminuye la velocidad y se detiene frente a un automóvil lujoso. Sale de su auto y levanta las manos mostrando que se encuentra desarmado. Del otro auto, sale un tipo vestido de etiqueta, completamente de negro. Se coloca frente a Sergio y le dice:

-Dime… ¿Sergio? ¿Así es como te llamas? ¿Verdad? Bueno eso no importa ahora. Respóndeme está pregunta. ¿Cuánto le costó a tus amigos tu traición?

-Veinte millones- Responde casi de inmediato.

Abre el baúl y saca un maletín, le abre y le muestra la cantidad negociada en billetes de color verde. Casi arrebatándole el maletín, Sergio lo toma y antes de que éste pudiera darse la vuelta, el tipo le dice:

-Quisiera agradecerte, ya que si no hubiera sido por ti, me encontraría muerto. Y ahora, siempre a causa tuya, soy uno de los hombres más ricos del mundo. Parte de la estafa, va contigo en ese maletín, así que ten mucho cuidado. Quisiera verle la cara al gobierno mexicano, que aún piensa que Petén será de ellos. El dinero ya estaba depositado en la cuenta del gobierno antes de que la explosión acabara con mi casa.-

-Debo marcharme Señor Presidente- dice Sergio

-No me digas más así, respóndiole. La presidencia está a cargo a hora mi marioneta Ángel Justiniano. Bueno, todos los presidentes que han sido electos desde inicios del siglo XXI, pertenecieron y pertenecen a mi gremio. Y que mejor, si tenía alguien alguna sospecha al respecto, yace ahora tres metros bajo tierra-

Y mientras Felipe Monterroso seguía con su parloteo, típico de los políticos, Sergio abre sigilosamente el maletín para ver su recompensa. Toma un billete y lo siente extraño.

-¡Es falso!- Dice sorprendido, interrumpiendo la labia de Monterroso. Toma un fajo y observa que no solo el primer billete es falso, una copia, sino que además el resto del dinero, son solo hojas de papel meticulosamente cortadas. -¡Me has engañado Maldito!-

Grita Sergio con fuerza.

-¿Por qué tenías que ser curioso y ver tu dinero ahora? le dice Monterroso molesto.

-¿Cuándo vas a aprender tonto niño?

Soy un político, el engaño es mi arte. ¡Mátenlo!

Diciendo esto, diez hombres fuertemente armados brotan de la oscuridad. El Auto lujoso se aleja con Monterroso dentro y estando ya lejos se escuchan las detonaciones que acaban con la vida de aquel que vendió a su país por un billete falso.

Monterroso levanta su copa llena de Champaña brindando con sus colegas.

-No hay nadie quien lo niegue ya- dice con la copa levantada

-Guatemala es mía y de nadie Más-

El auto acelera y se pierde en la oscuridad de la carretera, marchándose con él, la esperanza y la libertad de una Nación.

Complot (Primera Parte)

Caía la lluvia ligera y sutil por los edificios en ruinas de aquella triste ciudad, en la cual: la miseria, la pobreza, la violencia, y un interminable etcétera, etcétera, etcétera, forman parte de la cotidianidad de éste lugar desde hace ya mucho tiempo. Como bien hubo dicho alguien una vez, “Las cosas en vez de mejorar, empeoran”.

Las gotas resonaban al rebotar en los techos de aquellas casas de lámina y cartón. De lejos un hombre de unos aproximados treinta años, se acordó de la estrofa una canción. Y mientras la lluvia apagaba lentamente el cigarro que en su mano sostenía, observaba con frustrada impotencia, como unos oficiales de la policía abusaban físicamente de dos mujeres que vivían aparentemente en una de aquellas casas asentadas frágilmente a lo ancho y largo del parque central, en el Centro Histórico de una ya irreconocible Guatemala. –Maldita autoridad – Pensó, - desde los comienzos de la guerra del 2020 han estado abusando en extremo del poder que se les otorgó-

Mordiéndose los labios y apretando los puños da media vuelta alejándose de aquel infernal sitio. Siente en su interior una rabia en suspenso, que necesita ser liberada. Transita por la quinta avenida cuando se percata de que alguien lo sigue, acelera un poco el paso y voltea para ver de quien se trata. Andrés esboza una delicada sonrisa al reconocer a los oficiales que abusaban de aquellas mujeres. Cuando éste cruzó por una calle y los oficiales de igual manera cruzaron preparándose para atacarle, éste esperábales con una pistola lanza dardos. Disparó al instante dos certeros dardos que se introdujeron en la piel de los oficiales cayendo éstos de bruces en el pavimento. De pronto se acerca un automóvil a toda velocidad y deteniéndose con estrépito, se abrieron las puertas corredizas de una especia de Mini-van, introdujeron a los oficiales y subiendo Andrés por último se marcharon dejando un rastro de humo y un aroma a neumático quemado.

Un pequeño foco en el centro de aquella diminuta habitación alumbra ligeramente la oscuridad que hace un momento cegaba la vista del prisionero que, atado de pies y manos a una incomoda silla, expresa en su rostro un miedo indescriptible y una desesperación torturante. Se abre la puerta con fuerza y entran Andrés seguido de Sergio. El oficial al verlos les grita: - ¡Sáqueme de aquí malditos Mareros!- Y proponíase a seguir con su letanía de afrentas e insultos cuando Sergio le acertó una patada en la boca haciéndole callar de inmediato. Lo único que pudo hacer fue escupir sangre y un par de dientes. –Antes que nada-, dijo Sergio. –No somos mareros, esos estoy seguro que hace mucho tiempo se extinguieron. Pero eso debemos de agradecérselos a ustedes, quienes a raíz de esa estúpida guerra se quedaron en las calles, siendo mucho peor que esa estirpe de ladrones que ahora en el infierno se pudren. La policía corrupta es dueña de las calles, pareciera que éste país padece de constantes infortunios “Si no es una Mierda, es otra”.-

Andrés permanecía de espaldas y al voltearse pregunta: -¿Dónde reside el Presidente?-

¿Qué te hace pensar que responderé? Contestó el prisionero. Andrés hace una señal a su compañero con la mano, éste desenfunda un arma dispara en ambos pies del oficial, haciendo que este se retuerza de dolor y cuando los gritos de éste ya no se soportaron, Sergio de nueva cuenta calla a su victima con un golpe, esta vez con el puño, en el rostro.

-No fue por gusto que te secuestramos,- dice Andrés. –Sabemos de tus contactos, de todas las personas que están involucradas a tus negocios. Tenemos información de tu familia, hasta de la que no conocés; de tus amigos, todo sobre tu identidad. Pero lo único que nos hace falta, es aquello que sabés por estar en reuniones que no te conciernen, pero para fortuna nuestra, la tenés vos, un oficial de la Policía, un simple policía. Voy a repetirte la pregunta, ¿Dónde vive Felipe Monterroso, el presidente de este pútrido país?-

-Jamás escucharás de mi una…- De nuevo Sergio golpea a su prisionero, esta vez con el arma.

-Sergio, hazme el favor de incrementar la dosis- dice Andrés y seguidamente Sergio dispara dos veces, esta vez en ambas rodillas provocando un gemido en el oficial que a final de cuentas rompe a llorar.

-Voy a contarles, pero solamente si me dejan con vida-

-Por su puesto- dice Andrés dibujándosele una leve sonrisa en el rostro. Y mientras el oficial narra como se había enterado de la dirección, detrás de la puerta impacientes aguardaban Gabriel y Mario, quienes se limpian de la sangre que les salpicó del otro oficial. Se abre la puerta y Andrés sale sin mencionar palabra alguna, en el interior Sergio dispara dos veces en la cabeza cegando así la vida de aquel policía. Gabriel y Mario corren detrás de Andrés haciendo todo tipo de preguntas con respecto al tema y éste muy enfurecido les dice: - Silencio, este no es el momento, ni el lugar para hablar. Andiamo.-

Salieron de aquel edificio en ruinas, se subieron al vehículo en donde Luis les esperaba. Enciende el auto y se van con suma tranquilidad de aquella deshabitada Zona.

“Noticia de Última Hora”

-“Hoy 20 de septiembre de 2025, se encontraron los cuerpos sin vida de dos oficiales de la Policía. Éstos pertenecían a las fuerzas especiales que se encargan de patrullar el antiguo centro Histórico para localizar a los pandilleros que aún se encuentren en dicho sector. Los oficiales presentaban señales de tortura. El Ministerio Público no ha querido dar declaraciones al respecto, pero se sospecha, según el vocero de la policía, que fue testigo de cómo varios hombres fuertemente armados, secuestraron las mencionadas víctimas, y se especula que fue el Grupo Terrorista que se hace llamar “Mil ojos”, y se cree que…”-

La televisión es apagada

-¿Cómo se enteraron de que fuimos nosotros? Cuestiona Andrés a sus compañeros.-

-No tengo idea; yo menos; saber; quien sabe.-

Respondieron todos al mismo tiempo un tanto nerviosos.

-Bueno, dice Andrés, no importa ahora, pero de ahora en adelante debemos de tener mucho cuidado, ya que la fase crítica de nuestro plan, comienza.-

Hubo un pequeño silencio en el que brota la inquietud del grupo. Sergio rompe el hielo diciendo.

-Andrés, creo que tenemos al indicado.-

-Demuéstralo, responde con seriedad.-

-Su nombre es Ángel Justiniano, miembro del partido político “Nueva ERA”. Candidato ideal por ser partido totalmente izquierdista.- Concluyendo su argumento le entrega una carpeta con el expediente de dicha persona. Andrés le abre y observa fotografías de su residencia, información de todas las personas que le rodean y con todos los que se relaciona. Transcurren unos minutos en los que Andrés lee detenidamente cada dato de su candidato. Cierra el fólder y dice: -Amigos, me convence, está limpio. El plan inicia ahora mismo. La nueva Revolución empieza.

Más tarde en la noche de ese mismo día, prepárabase un trago en su lujosa mansión el Señor Felipe Monterroso, actual presidente de Guatemala. –Estos terroristas, si de algo sirven son para darme risa, dijo en la soledad de su alcoba. Alegan por el alza de los impuestos, que soy el responsable de la pobreza y la injusticia que existe. Guatemala es pobre, y siempre lo será. Creo que los únicos culpables de tanta desgracia que existe, es el mismo pueblo. No se defiende, no dice nada, les gusta que los pisoteen. Creo que si supieran los nuevos planes que he realizado, ya no estaría vivo. Faltan tan solo unos días para la firma, y Petén es de México.-

Toma su trago y se prepara otro. Mientras sus guardaespaldas, salen de la mansión por un momento para disfrutar con ansiedad del efecto de la nicotina de un par de cigarros. El silencio es profundo y relajante, el sonido del cantar de los grillos se escucha en la oscuridad. Cuando la mansión entera vuela en pedazos a causa de una descomunal explosión, que incluso vuelca un automóvil parqueado frente a la misma. Los guardaespaldas viendo como la oscuridad llega a sus ojos ven aún como un auto lentamente se acerca. Éste, una especie de Mini-Van se detiene cerca de los escombros de aquella casa. Sergio baja el vidrio y se comunica por medio de un radio diciendo:

-Ésta hecho. Pasamos a Nivel Dos-

Concluyendo la parte final de su misión, ve las llamas y los escombros de aquella mansión. –Espero que esto funcione- Dice para si mismo.


Continúa...